Náufrago va sobre el ardiente río
el corazón de todos los amantes;
cautivo entre sus aguas fulgurantes
pasa tu corazón; no pasa el mío.
Pródigo entre mis brazos el estío
acendró miel de pomas delirantes.
Oigo vago rumor de aguas distantes;
lejano de mis brazos pasa el río.
Puente sobre su cauce verdadero,
tendido está mi corazón entero.
¡Oh dolor del amor, agua profunda,
agua viva de amor que no se entrega!
Pero el rencor, porque hasta mí no llega,
en agua oscura y sórdida me inunda.