NO ES BONITO el lenguaje, es tortuoso en su diafanidad de niebla, alondra en el pináculo del miedo, a la vista de todos. No es bonito aunque inspire la mar o la dorada certidumbre en los cabellos de Laura o de Breatrice. Animal de imprevistos, no sabe lo que mira. Aspaviento es sin hélices ni torres derribadas en la estupefacción de los periódicos. No se esconde en la savia de los tomos gastados, en la afluente de eructos eruditos, en la valva amorosa. (No releeré este verso, lo consigno).
a Luis Alberto Arellano