Nocturno de amor y muerte de Carmen Sánchez

La muerte toma siempre la forma de la alcoba
que nos contiene.
Xavier Villaurrutia

Amémonos ahora,
es duro el tiempo de la espera,
vamos a hacer el trance más perfecto.

Ésta entre las demás horas es hermosa:
hoy tus ojos están humedecidos.

(Tú duermes y yo velo
para esconder tu sueño del ángel negro.)

Porque ya el aliento se desgasta
y tu sonrisa en respirar se apura
y porque el corazón,
cada que da un latido es uno menos,
líbrame de la muerte
jinete que cabalga
entre l alma y el tiempo.

Sálvame
en el humor de espliego
de los cuerpos,
en el gemido último
en la imaginería breve del deseo.

Sálvame
de la imposible vida
del delgado fantasma de la muerte
que avanza en nuestro lecho,
arrebata tus manos
y me dibuja,
resquebrajada, inerte
mientras la piel se entrega
y cae al suelo.

Nada hay como la prisa para amarse:
todo se olvida;
ven ahora y mientras en amor nos sepultamos
seamos inmortales
y simulemos que morimos luego.

Llega aquel ángel triste en sábanas cansadas
con grandes ojos a mirarnos luego:
amémonos ahora
(no es tan tarde).

Polvo que seremos
narrará nuestra historia
y este momento extremo
será uno más,
-el nuestro-
en la historia del cuerpo.