Sube el verdor del campo hacia la altura
En la noche sin lunas y con estrellas,
Las estrellas agrestes y más bellas
Que el silencio soñó en la noche oscura.
Se refleja en cada órbita de aquellas
Desde la tierra azul la honda espesura,
Donde el temblor de la heredad madura
El esplendor que idealizó con ellas.
Negros crespones bordan el boscaje
Que se abisma o de pronto transfigura
En las disoluciones del paisaje.
Que ora se esconde y luego se ilumina
En un autro de luz de la colina
Donde rima sus sueños la natura.