Paloma de Delfina Acosta

Melancolía: el sauce sin sepulcros,
la tierra que no alcanza a ser magnolia,
los ojos del crepúsculo, el adiós
de aquel borroso marinero a solas.
Y qué melancolía aquella rama
sin flores, sin hormigas, sin alondra.

Mi corazón desesperado busca
al extranjero infiel que no me nombra.

La tarde se ha poblado de distancia.
Por un amor se apagan seis farolas
y ladran siete perros vagabundos.
Transcurre en los jazmines el aroma
de toda la palabra enternecida
que nadie me decía en dulces horas.
Me quiso mensajera. Él se llevó
atada a su silbido mi paloma.