Ad Deum non acceditur passibus corporalibus
Tomás de Aquino
Esto es lo que nunca nuestros antepasados
hicieron, desplazarse por la ciudad, de un punto
hasta otro cruzando los dominios del viento.
Materiales de última generación construyen
estos cuerpos humanos. Son más que decatletas.
Con los ojos cerrados rezan estas palabras:
Si tengo todo el tiempo por delante,
tengo todo el espacio por delante.
¿Cuántas curvas podrán engendrar con un salto?
Trazarán contra el cielo un fugaz acueducto
sin sufrir contusiones. Se han vuelto invulnerables
al mobiliario urbano. Cuando caen los espera
el asfalto, el granito transformado en alfombra.
Los obstáculos forman parte de la belleza.
¿Qué harán con el regalo de la elasticidad?
Mostrarlo. Compartirlo. Anticipar futuro.
Rozar con los talones las ramas de los árboles.
Superar la muralla abriendo una parábola.
Nadie se acerca a Dios con los pasos del cuerpo.
Se lanzan como dardos desde las azoteas.
Desconocen el vértigo. Tal vez ya son ingrávidos.
Quedan cuando amanece. Silenciosos practican
equilibrio de gato sobre la balaustrada.
El verdadero don no es la musculatura
sino la voluntad.