(para Juan José Mestre)
Se deslizan cada día
ante mis ojos,
sus voces.
Caen cual cascadas:
tristes, fuertes, tiernas.
Siempre hermosas.
Ellas cantan sublimes
algunas melodías
de lejanos amores,
e inmediatas nostalgias.
Llega hasta mí aquel rumor,
puro y pleno
como su alma.
Él ha sido mi júbilo de hoy,
y ha espantado de mi esencia
a los espectros.
Todopoderoso en palabras,
amigo mío, poeta.