Este pequeño pueblo rendido de nostalgia,
incorporado de amor a los balcones
donde hierve la voz de todas las distancias.
Este pequeño pueblo con sus espectros blancos,
con sus juguetes viejos,
y sus dinteles hijos de la niebla.
Este pequeño pueblo de mis dulces hermanas,
del color de los bueyes que humedecen la sombra,
de la vejez azul de los portales.
Este pequeño pueblo de aires silvestres,
con sus aldabas viudas,
y las encrucijadas de las carretas brujas.