Que la muerte me tome por asalto.
Pero yo no me rinda,
que me entregue,
que baje la guardia…
Jamás de los jamases.
Que la muerte me tome por asalto
Y ni así será enteramente mi dueña.
Poemas de Raúl Orozco
Nunca averigüé
Si fui ingenuo
o alguien con demasiado talento
como para poner los pies
sobre la tierra.
Gozo de los sexos prometidos,
Tiernas ostras
Abiertas
Que goloso devoro.
Desde el fondo del Amor
hasta el Centro de la muerte.
¡Qué periplo!
Ningún lazarillo en el sendero.
Sólo el corazón solo
y una melodía contra todo el silencio.
Pobre la boca del hombre. Sólo
balbuceos de allí salen. Mínimas formas
de aludir al Secreto.
Al lento goteo de las horas.
El torrente del infinito.
¿Encontrará alguna vez
la forma clara del misterio,
el esbozo mágico del rostro
de Dios?
Se paró provocando a la bestia
que lo miró de lejos. Ya cerca
con el purpurado trapo en vuelos
un ojo negro se le clavó en el pecho.