Y cuando llegue el día,
¿qué salvaré de mi cajón de tiempo?
¿Cuántos momentos
podré llamar,
sin duda ni vergüenza,
Vida?
*
Se desnudó mi árbol.
Ya no he de ver sus hojas
flotando leves.
*
¿Y el corazón?
Suspendido en las ramas
frágiles del deseo.
*
Me queda la tristeza,
que no es poco,
y las alas intactas.
*
Quise ser luz y fui hondo silencio,
tan radiante, tan lleno
que me olvidé de ser luz. Y fui luz.
*
Se puso las gafas.
No estaban preparados
sus ojos de asfalto
para tanta luz.