Te lo dijo Matienzo y no quisiste
oír del prócer el consejo sano,
y poco a poco en extranjera mano
cayendo va la tierra en que naciste.
Si el alma de criollo no resiste
la tentación del oro americano,
en un futuro por demás cercano
llegará un día doloroso y triste.
Llegará el día triste y doloroso
que de este suelo primoroso
ni un solo palmo quedará al isleño.
Y cuando tal enormidad suceda,
si ya nada de Borinquén te queda
di: ¿Cuál será tu patria, borinqueño?