Te vi
y te quedaste en mi retina;
navegué en tus oleajes
y mi corazón, henchido
no supo prolongar esa dicha
acuñaba en el poder de la sangre.
Te vi…
conjugué el verbo en presente
eché por la borda el pasado
y alguien quiso atrapar
el espacio sublime guardado para ti.
Los ríos siguieron su cauce
veía las rosas, compilaba sus olores
pero era el color púrpura
el que aguardaba -receloso-
que la cortara y entregara en tus manos.