Viejas cajitas de música,
viejas cajitas de laca,
cuya tapa en rectángulo decora
la quietud de una pérgola,
o la prez
de los cármenes de Aranjuez:
Cajas de música de las que ya no vienen ahora.
Todo un mecanismo demodado:
un peine de acero,
un cilindro que gira,
y sobre
la mecánica del cilindro,
minúsculas púas de cobre.
Cajas de música acuosa
que cuantas veces las oigo tocar,
me dan una cosa
que en mí se pone a llorar.
Gotas de agua que caen sobre agua;
timbres de són gutural;
notas precipitadas en cascadas,
o lentas y prolongadas
como por un pedal.
Canciones de un oleaje de laguna
bajo el fulgor de la luna;
arca donde el Ideal se embarca;
cántico que me torna romántico;
música, que cuando toca,
el corazón me toca y me lo aloca.
Vieja sala, luz escasa,
silencios en la calle,
silencios en la casa;
espíritu alelado
que se embarga con voces del pasado…
…Una ruta tal vez que se bifurca,
o el último cequí de mi caudal;
y un viejo mecanismo y un peine de metal,
que repasan llorando una mazurca
o una pastoral…