Rostro contra rostro,
piedra contra piedra,
para que el tiempo no se pudra
y conserve su forma de cinta de colores.
Tiempo contra tiempo
paciencia contra paciencia,
hasta que la piedra tome el dibujo del rostro
y el rostro la carne de la piedra.
Corriente de la mirada que no cambia
si mira o si no mira,
de la mano que es igual cuando toma y cuando da,
del corazón análogo para quedarse o para irse.
Piel contra piel,
mundo contra mundo,
tierra contra la tierra
y también contra el cielo,
hija de antiguos hijos,
bandera para el viento que ella misma ha engendrado.
Entre el sol y el maíz,
entre la lluvia y la muerte,
pájaro contra pájaro,
luz contra luz,
flor contra flor,
secreto de cobre amalgamado
con metal que respira,
brujería de un humo que desciende
a descontar los siglos.
Sed contra sed,
vaso para beber el vaso
y derramar el mundo.