La cosa es saber sin abrir los ojos sólo al tanteo
si el huevo está producido o esta huero,
porque si está huero
seríamos nonatos yemas de culebrón
y el poema que estoy escribiendo
no se escribiría nunca, a no ser, que
el propio Resucitado empollara
y entonces:
creo en Dios Madre todopoderoso…