Agua de Pariciones

La bolsa de agua reventada para siempre
empapó a Adán y Eva o sea
a la autobiografía del hombre.

La bolsa de agua de la Santísima Virgen
chorreando desde la punta de los volcanes
bajó a empozarse
para que nacieran las hijitas del paraíso

las hijitas como yo, como tú, como
las pecadoras que somos

para que con esas mismas aguas de pariciones
nos laváramos los ojos empapados.

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Autorretrato

Soy como los animales:
presiento la desgracia en el aire
y no duermo sobre arenas movedizas.
Arriba siempre el viento
-desde el tiempo de los pañales mojados-
raspando la solidez de los cartílagos
mientras alguien
con mano sosegada escribe en mi cuaderno
cortas palabras de tristeza.

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Canto y contracanto

Te canto como si fuera a morir.
Esto quiere decir: me mato cantándote
y da pie para soltarle las polleras
a la metáfora, e hilar cosas preciosas
para la boca de una señorita.
Pero mejor, te contracanto
bajo las linternas enmohecidas
justamente a la entrada del invierno
donde mi guitarra quedó descabezada
en la bohardilla de mi casa de campo.

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El sol mira atrás

En el cielo

El sol mira para atrás

Porque tiene que llamar agua,

Y tú conoces las señales

Los sagrados olores de la tierra

Y empiezas a lustras tus botas

La escopeta del 16

Que el abuelo colgó en el comedor

En este otoño de su muerte.

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Esta es la casa

Quien quiera saber lo que acontece
a las lluvias en marcha sobre la tierra,
véngase a vivir sobre mi techo, entre los
signos y presagios.
Saint-John Perse.

Esta es la casa
aquí la tienes con la puerta abierta
Aquí vivo
conjurada por la noche de campo
y los mugidos de las vacas
que van a parir a la salida del invierno.

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Los cómplices

Te decía en la carta
que juntar cuatro versos
no era tener el pasaporte a la felicidad
timbrado en el bolsillo,
y otras cosas más o menos serias
como dándote a entender
que desde antiguamente soy tu cómplice
cuando bajas a los arsenales de la noche
y pones toda tu alma
y la respiración
perfectamente controlada,
por mantener en pie tus rebeliones
tus milicias secretas
a costa de ese tiempo perdido
en comerte las uñas, en mantener a raya
tus palpitaciones,
en golpearte el pecho por los
malos sueños,
y no sé cuántas cosas más
que, francamente, te gastan la salud
cuando en el fondo
sabes que estoy contigo
aunque no te vea
ni tome desayuno en tu mesa
ni mi cabeza amanezca en tu pecho
como un niño con frío,
y eso
no necesita escribirse.

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Papel de antecedentes

Yo católica mestiza
minimalista y campesina.

Yo perrera y caballera de ombligo amarrado a
la telúrica madrecita tierna de
nunca acabar.

Yo de sesenta para arriba y para abajo
mes de corrido los Diez Mandamientos,
El Ojo (o-j-o) y la Pastoral de L.

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Ropa limpia

Un día
uno sale a encontrar la muerte,
sin equipaje,
sin muda para la otra semana
con la única camiseta blanca
que quedaba
del tiempo de colegio.
Un día
uno se apura como malo de la cabeza,
como si tuviera que llegar
a todos los trenes
y saludar a medio mundo.

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Sabidurías de gallinero I

La cosa es saber sin abrir los ojos sólo al tanteo
si el huevo está producido o esta huero,

porque si está huero
seríamos nonatos yemas de culebrón
y el poema que estoy escribiendo
no se escribiría nunca, a no ser, que
el propio Resucitado empollara
y entonces:

creo en Dios Madre todopoderoso…

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Situaciones

Con cierta gente,
uno se siente incómodo
como cuando tiene arena en el espinazo
o un clavo en la bota
y busca la puerta de salida con urgencia.
Con otra gente,
uno estira las piernas -se afloja-
enciende un cigarrillo
lee un verso
se agarra de las mechas por ideas políticas,
habla del hijo que se engendró una vez
entre girasoles,
recibe un puñete de frente,
lo devuelve,
come pan
y duerme en la misma pieza.

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