Este santo de barbas armoniosas
todas las ciencias de los cielos sabe…
Dijo profundas y aromadas cosas
con un acento doctoral y suave.
Cruzó la vida misterioso y grave
y lo punzaron zarzas venenosas…
Y su espíritu puro se hizo ave,
y su cuerpo llagado se hizo rosas…
Las hierbas florecían a su paso;
miel y divinidad nos dio en su vaso
pulido por sutil filosofía…
A todos nos curó dolores viejos;
eran maravillosos sus consejos,
¡y se murió de santidad un día..!