Haz de muchachas y onduladas sombras
se inclinan leves hacia las tumbas.
Es el delgado cementerio en rombo
de San Pedro y una vieja sonríe
porque yo escribo sobre la lápida
una historia y la mía. Mas la muerte
es del mar, y si llega, y si llego,
que me naufrague siempre el Pacífico,
mi ceniza conduzca a puerto naves.
Desde hace siglos los muertos oyen
madera como pájaros. Me mira
un pájaro negro sobre la cruz
de Berta Fendt. ¿Quién llama? Ah si llamo,
ah si vuelo, es por el sol el hijo,
hierro y lumbre en la guerra, en el sueño,
en la ruta, en el verso, en el amor,
y Uno.