La inmensidad, la sed
es la memoria.
Luis Armenta Malpica
Ya no juegan a ser
los dioses de la lluvia
piedras y varas
en abandono
Niños que añoran beber los quásares
llevan en sus cactos las grietas
del esfumado camino
No duele más la sombra del otro
que se va y sigue
yéndose
Enmudecen las plegarias a una virgen
día a día a día
con la infancia tan seca
en su regazo