(a R…)
Ahora he de fingir
-según usted-
un adiós casi total, genuino y certero
al sueño aún no compartido.
Tomar las riendas de mi antigua soledad
sin mayores consecuencias
-según usted-
me inventé un candado de valeverguismo
y me volví mujer-fantasma en su lecho,
pajarito de papel que arrastra el viento.
Porque seguramente
-según usted-
solamente guardé las tormentas de sus treinta y uno
para desprenderme el calor del verano
que incendia mis entrañas.
Y voy
-según usted-
a jugar curuta con cualquiera
sólo porque la luna de pan
se desmigaja.