Señor en sus obras magnifica de Anastasio de Ochoa

Señor en sus obras magnifica,
Hasta que de una cabra los balidos
Nuevos placeres a gozar la inclinan.
Cerca de la cascada, en un repecho
O ue en tosca, pero hermosa simetrIa
Forman rudos penascos, un aprisco
De baladoras cabras se divisa.
Aill del dulce pasto retiradas
Las juguetonas y ágiles cabrillas
Forman un espectáculo vistoso,
Y con nuevo placer el cuadro animan.
Acá una cabra, echada quietamente
El pasto que arrancó rumia tranquila,
Allá otra, encaramada en un peñasco
A las demás ufana predomina.
Una en dificil puesto, mal segura,
Doblando el cuello, la pezuña hendida
Aiza, y la frente rasca, mientras otra
Trepando por all la precipita.
Otra parada, la abundosa teta
Presenta a su inocente y tierna crIa
Que alegre corre y por debajo viene
Y el dulce nectar bulliciosa liba.
En otra parte un grupo de cabritos,
Ora con pieles cándidas y limpias,
Ora de negro y blanco matizadas,
Junto a las madres juguetones triscan.
Alli un cabrito que perdió a la madre
Balando la reclama y solicita;
Ella al reclamo desolada corre,
Lo busca, lo conoce y lo acaricia.
Más allá . .Pero cómo neciamente
Osa la encantadora perspectiva
Mi labio describir, que aill presenta
Naturaleza toda embellecida?
El alma al contemplar tantas bellezas,
Inundada en placeres y delicias,
Sensible a su primor, sabe gozarlas,
Empero nunca acierta a describirlas.
iFeliz mil veces el mortal dichoso
Cuya alma dulcemente enternecida
Sepa gozar los bienes, oh natura,
Que abundosa en el campo le prodigasi