Serenamente de Carlos Murciano

Creímos que todo estaba
roto, perdido, manchado…
-Pero, dentro, sonreía
lo verdadero, esperando-.
Juan Ramón Jiménez

Serenamente digo:
«Empiezo.» La mañana
se desnuda. Testigo
único, la campana.

Su son, su son lejano
me salva, me convoca.
Plenitud del verano:
la flor sobre la roca.

Cielo malva, luz pura.
El agua se despeña.
Arriba, una figura
-memoria, tiempo- sueña.

La palabra no brota
de los labios. Asombro.
Una mirada -¿rota?-
dice lo que no nombro.

Empiezo. Lento, vuelvo
la página. Y escribo.
Y en la tinta me absuelvo
y me condeno. Y vivo