Si amada quieres ser, Lícoris, ama;
que quien desobligando lo pretende,
o las leyes de amor no comprehende,
o a la naturaleza misma infama.
Afectuoso el olmo a la vid llama,
con ansias de que el néctar le encomiende,
y ella lo abraza y sus racimos tiende
en la favorecida ajena rama.
¿Querrás tú que a los senos naturales
se retiren avaros los favores,
que (imitando a su Autor) son liberales?
No en sí detengan su virtud las flores,
no su benignidad los manantiales,
ni su influjo las luces superiores.