Silenciosamente de Rubén C. Navarro

Silenciosamente,
voy por la pendiente,
voy por la pendiente de la Eternidad…
Ni cariños traje, ni cariños llevo,
y en mi senda larga, si aprendí algo nuevo,
fue, sin duda alguna, la simplicidad…

Dolorosamente
voy por la pendiente,
con el fardo a cuestas de mi ensoñación,
sin hallar ninguna mariposa errante
que su sed mitigue con la miel fragante
de la rosa abierta de mi corazón.

Fatigosamente
voy por la pendiente,
sin curar la herida que me abrió el dolor…
Ni descanso nunca, ni apresuro el paso…;
porque, al fin, bien pronto llegaré al ocaso,
con la vieja pena de mi viejo amor…

Prematuramente
voy por la pendiente,
con el fardo a cuestas de mi decepción
sin hallar ninguna juvenil terneza
que mitigue un poco la mortal tristeza,
la mortal tristeza de mi corazón…