Ahora que padeces por la espina
que tenías clavada entre la rosa
de tu vida de niña prodigiosa
y sabes la verdad que se avecina.
Ahora que tu espíritu se afina
para cambiarte en forma milagrosa,
no te herirá, porque será infructuosa,
la envidia y lo dañado de la inquina.
Como tú sabes que la gloria existe
y estás segura que a la hora incierta
ninguno por tu ausencia estará triste,
siento que entre la dicha y lo fatal
si a Carmen Brannon lloraremos muerta
no a Claudia Lars porque será inmortal.