Soneto al amor I de Alberto Ángel Montoya

Cuántas veces, amor, por retenerte
puse a tus pies mi juventud rendida.
Y cuántas a pesar de estar herida
te la volví a entregar por no perderte.

Cuántas veces también, altivo y fuerte,
por alcanzar la gracia prometida,
me batí frente a frente con la vida,
o me hallé cara a cara con la muerte.

Y hoy, cuando mi ilusión vuelve a tu lado
trayéndole al misterio de tu hechizo
la pluma azul del pájaro encantado,

torna otra vez a mi pupila el lloro
al mirar desde el puente levadizo
que está cerrado tu castillo de oro.