Proserpina
Los árboles caídos en el suelo
se han podrido, sus ramas — melodía
de drogas, sin descanso — obstruyen la vereda.
Pero ¿qué prisa tienes?
Vas
hacia un fin excitado que revive.
¡Es el infierno!
Es la primavera
que ha sumergido en sus profundidades
tu muerte siempre joven; ha nacido otra vez.
Vence tu piel itinerarios de tinieblas
y acariciando la esperanza — en el imperio
del humo hay una esfera herida — vuelves cantando:
Es el infierno.
¡Es la primavera!