Surco Y Mujer de Carlos Castro Saavedra

Es más dulce el amor
sobre la hierba, niña.
Sobre las esmeraldas
que alfombran la campiña.

Más dulce que en el lecho
porque la tierra es ancha,
y la sombra del cuervo
la toca y no la mancha.

Cada beso revienta
igual que una amapola,
y a lo lejos el trigo
suena como una ola.

El varón, el labriego,
al entrar en su amada,
siente los muslos verdes
y la tierra sembrada.

Surco y mujer, iguales,
reciben la simiente,
con más cielo en los ojos
que sudor en la frente.