Porque tú eres puente, porque tú eres el rumor de las aguas;
ansiada buscadora de aquello que el deseo avanza,
eres el refuerzo con que amanece,
eres la luz del mar entregada a su propia creación,
absorta en el eco de su belleza.
Abandonada a tu belleza, roída por el candor,
enternecida por el ocio de tus astros, llevada por la fuerza de tus apariencias,
eres el rumor de hojas
que el viento dice al oído del bosque.
En ti están todos los sitios del recuerdo, los túneles donde la memoria se debate atrapada,
el aleteo del crucificado y la otra cara del designio,
la verdad oblicua del alma y la jactancia y la vacilación,
y eres la playa donde el mar se hiere las manos
por asirse a la tierra.
En tu corazón un pájaro vuela hacia la noche.
Tú te miras en el espejo como en una adivinanza,
golpeas en tus muros, piensas que amas las flores,
escuchas el ladrido de tus perros en el jardín,
pero no es nadie aún.
Piensas en mí, alguien apresura el paso dentro de tu alma
y así en tu rostro el amor se confunde con la noche.