Tendré que volverme de regreso,
reclamando nada…
Y las vides se agostan en mis brazos,
y los pámpanos marchitos
se aferran a mis pechos.
Y un extraño pájaro en su garganta herido
entre mis dedos se muere, se muere, se muere…
Tendré que volverme de regreso,
reclamando nada…
Y las vides se agostan en mis brazos,
y los pámpanos marchitos
se aferran a mis pechos.
Y un extraño pájaro en su garganta herido
entre mis dedos se muere, se muere, se muere…