Todo en ti es palabra.
Y tu palabra
tiene la forma del deseo.
A veces, es rima que me derramas
con infinita destreza,
promesa, a veces, que me ahondas
con la suave magia de tu verbo.
Urgencia siempre en ti
por las húmedas cavidades de mi morada,
léxico amoroso
que halaga mi desnudez entera,
recital profundo que me mueve,
me conturba y me desarma.
Poemas de Eloísa Sánchez Barroso
La cólera que quiebra el bien en dudas
César Vallejo
Rugió tu corazón.
Estalló amarga tu vieja letanía
de antiguas razones genesíacas.
Y, de repente, precipitóse en oleadas de cólera
el contenido enojo de tu agravio.
Amor,
soy yo quien maduró tu piel
y robó guirnaldas
para trenzar con ellas
tu cabello;
quien dibujó abiertas rosas
en tus alongadas mejillas
y arrancó trémulos gorjeos
en tu asentado silencio.
Soy yo quien, con andariegas manos,
aprendió la suavísima geografía
de tu costado;
quien inundó tu boca
con la húmeda caricia,
y el vino de la tarde
escanció en tus aposentos;
y te habitó de alondras.
Tendré que volverme de regreso,
reclamando nada…
Y las vides se agostan en mis brazos,
y los pámpanos marchitos
se aferran a mis pechos.
Y un extraño pájaro en su garganta herido
entre mis dedos se muere, se muere, se muere…
Llegué tardía,
con una inmensa ilusión fraguada en la esperanza
de que todo sucediera.
Traía la ternura para regalarte;
bajo mis párpados, febriles vuelos de golondrinas
y maduros racimos en mi costado.
Llegué pródiga: puro deseo era de agasajarte.