Tú no querías venir
rara especie de humano con divino
porque sabías tus brazos indefensos
tus pies atropellados de cautela
tus muchas muchas vueltas zumbando entre las zarzas
con un miedo de lobo.
¿Cuál bandera es tu luz?
¿cuál pedazo de arcilla deshaces con los dedos?
Tú no querías venir
a fraguarte en la piel un cielo que huye
y abandona sus restos en las grietas
carne intangible que en el reposo pacta
sus treguas al gusano.
Pero aquí estás, cortejando a la estrella
hurgando en la granada
alerta ante el susurro que levantan
los pechos de los muertos.