Vine del mar
de aquel mar vertical que mis ancestros
miraron desbordarse
de aquel que por el norte
se abrió a la embarcación de las especias
y al sur se fue envolviendo con la tromba
yo le ofrecía los huecos de mis manos
y la sal más profunda de mis ojos
pero no se alejó
hay los mares así
que se adueñan de todo el territorio
donde avanzan los niños
a saltos entre el charco y el cemento
encarrerado el corazón
por tanto transitar aventurado
que junta los azúcares del lago
con las jaras del río
los nunca mansos mares
donde el atún escala
las redes angulares de un enigma
que siempre lo preepara
para dueños más aptos
y vigías
de mares antagónicos.