Al dotor Francisco Díaz
Tú, que con nuevo y sin igual decoro
tantos remedios para un mal ordenas,
bien puedes esperar d’estas arenas,
del sacro Tajo, las que son de oro,
y el lauro que se debe al que un tesoro
halla de ciencia, con tan ricas venas
de raro advertimiento y salud llenas,
contento y risa del enfermo lloro;
que por tu industria una deshecha piedra
mil mármoles, mil bronces a tu fama
dará sin invidiosas competencias;
daráte el cielo palma, el suelo yedra,
pues que el uno y el otro ya te llama
espíritu de Apolo en ambas ciencias.