De tierra adentro tu ancho corazón,
tu estar serena. ¿Pero has visto el mar?
Te contaré que soy el mar y puedes
creerme. Allá en mi patria, cuando había
un niño solo junto al mar, viniste.
Como la ola de la playa, alegre
entrabas por mi corazón, lo mismo
que la ola en la playa. Y era yo,
con mis castillos en la arena, era
yo quien te recibía y te ponía
nombre de ave. Con el agua azul
te bautizaba: «’Tú serás la flor,
la golondrina que va y viene». iCómo
voló tu corazón en torno mío!
De mar adentro. Y ya te conocía,
pluma de ave que se va, campana
que ahora suena. Es ahora. ¿y aún no has visto
el mar? Yo soy el mar. Puedes creerme.
Como la ola de la playa, puedes,
debes creerme así. Vuelen tus alas,
sufra la luz el roce de tu cuerpo,
y yo en lo hondo de tu cuerpo viva,
hondo muchacho que una tarde buena
se acercó a ti, se emocionó a tu lado.