A veces me parece que no debo
continuar navegando en tu marea,
que con furia la proa me golpea…
Y mi gran osadía desapruebo.
Ante tu oleaje inmenso me conmuevo.
Al sentir de tus aguas la pedrea,
comprendo la locura de mi idea
y a seguir adelante no me atrevo.
Retornar, sin embargo, es peligroso
y continuar la lucha más honroso…
Ya me jugué la vida al empezar
este viaje que no tendrá regreso…
Ahora, felizmente lo confieso,
¡en tus aguas deseo naufragar!