Yo sueño con un sueño de pastores
en una choza ríspida y perdida,
la majada muy cerca recogida
en un seto de espinos y de flores.
Con un alba de aromas y colores,
de oculto brezo y nieve derretida,
y después del temblor de la partida
descender vegas y trepar alcores.
¿Hasta cuándo crujir en la yacija
bajo el silbo angular del vigilante
y la ochava espectral movible y fija?
¿Para cuándo el silencio susurrante
de un arroyo de rápida sortija
y una estrella a mi lado por amante?