Me vuelvo esa persona demorosa,
confusa, cuya prisa más la atrasa
cuando sale; no sabe qué le pasa.
¿Las redes o tejidos? ¡Buena cosa!
Los huertos y jardines, tanta rosa,
fruta, alfalfar, viñedo, bestias, casa;
riegos, siembras, cosechas
-labores a sus horas y en sus fechas-,
libres actos rituales suyos, míos,
constante campesino milenario
que se encarna en mis propios albedríos,
ni hosco ni demasiado solitario,
algo sociable, alguna vez parlero;
hombre que vive a gusto,
sobresaltado por el solo susto
de perder, rey feliz, el reino entero,
donde al fin otra fruta ágil madura:
sangre propia enraíza en su escritura.
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