Amedeo Modigliani en la bruma de Mario Noel Rodríguez

El pintor hacía el amor con ocho espejos,
no veía cuando el alma se le iba.
Mirándose demasiado por dentro enfrentaba al cuerpo amado,
a esa verdad de paisajes pintados por la noche.
Y el abismo lo asedió sin descanso,
no hubo vino que no llevara sismo,
hachís que no alimentara sus telas,
cama que no apestara a hospital.
Amedeo embrumado,
por las tardes lloraba hasta la resequedad
presintiendo que un poema sería quien cerrara sus ojos a la noche.