La poesía nace
por ejemplo
de la turbia sensación
en el bar
de una ciudad desconocida:
chupás anónimo
la salonera sonríe
va y viene
sirve
sonríe
gira con pasitos de salsa
se contonea
va
y
viene
gira
guiña un ojo
sonríe
nadie te conoce
y desconfiás de todos
danza y viene la salonera
arremangándose los codos
finalmente te aborda
acaso
por la posibilidad
de la propina
o porque intuye
que estás sólo
absolutamente sólo