A veces hago un viaje

Ciego pie de tiniebla, vacilante,
avanza en el desierto de mi pecho.
Seguramente es el infierno.

Aquí dentro, convulso,
desbordando metales por mis ojos abiertos,
levantando mareas de veneno,
girando mariposas de cal y de ceniza;
frías caricias lentas estrellando mis huesos.

 » Leer Mas…

Códice del olvido

Penumbra de órbitas azules
trajo mirada de barro, de madera, de humo.
Acá, desde la tierra –piel amada–
descubrí los espejos de opuestas diagonales
en la geometría dualidad del principio.

Verte fue comprenderlo todo;
los iniciales reinos del asombro,
la noche giratoria
danzar medusa y liquen
y caracol y grito,
el áspero latido de la roca
y el vértigo, el polvo… y el olvido.

 » Leer Mas…

Estancias en el desierto

A mi primera patria de infinito,
en el Norte de México.
Desiertos de Chihuahua.

I

ESTANCIA EN EL PRIMER INFINITO

Ardiente, nueva luz abre mis ojos.
Renace adulta la infantil mirada.
Crecen los ecos de tu poblada ausencia,
presente y encendida en la distancia.

 » Leer Mas…

La máscara desnuda

(Danza mexicana en cinco tiempos)

TIEMPO PRIMERO

Apareces de golpe dentro de mí, dorada
por un oro manchado de musgo verdinegro.
Ola petrificada del agua de la vida
creciendo y apretando la sal del esqueleto.

En lo más entrañable de mi ser ejecutas
las invisibles líneas del rostro verdadero,
entregando al proyecto sin límite del polvo
las columnas del vuelo.

 » Leer Mas…

La palabra inmóvil

Amor, fuera olvidarte como perder los ojos,
cegar frente a los verdes más claros de la vida,
caer en el invierno con un sueño encerrado
sepultando los brotes de la flor del prodigio.

Desconocer las formas que anidaron el tacto,
ignorar la sonrisa que prepara la aurora
en los húmedos labios terrenales;
no haber sentido nuca ese punto celeste
en el que culminaron los pasos de la sangre.

 » Leer Mas…

Madre nuestra la tierra

A ti, Coatlicue, Madre omnipresente;
principio y fin de todo ser terrenal.

Cuando dormías, Madre
–elásticas hamacas mecidas por el tiempo–,
halo de niebla apenas
en la blanca serpiente de tu órbita,
un diamante de labio transparente
cristalizó la sombra de tu cuerpo.

 » Leer Mas…

Prólogo y oración a la palabra

Vengo desde tus labios a mi presencia pura.
Inescrutable viaje subterráneo
al abismo del rostro sin edades.

Recóndito universo palpitante y cerrado,
perdido en el secreto de la tierra desnuda,
constelado de símbolos nocturnos,
de tactos germinales.

Retorno a mi figura,
como al contorno hueco de un ahogado en sí mismo
que avanza lentamente hacia la superficie
renaciendo en la muerte de otra vida,
emergiendo en el llanto del nuevo nacimiento.

 » Leer Mas…

Recóndita espiral

Aérea faz de roca construida,
suspendida en la noche de la infancia.
Recuerdas idolátricos perfiles
de inarmónica danza.

¿Eres diáfana sombra o luz caída,
anticipada muerte rescatada,
perímetro de ausencia o invadida
forma de realidad acumulada?

Entre muros de angustia vacilante
y estatuas calcinadas
húndese el horizonte de mi frente
en colérica sal desparramada.

 » Leer Mas…