Os miro y os veo desnudas
en el rectángulo de la humedad,
acariciando el aire vuestros cuerpos
bajo esos objetos difusos
que os protegen del sol.
Sombras verdes, agujas de hierba
que hacen cosquillas al alzar los brazos.
La escala del blanco al gris, casi azul, es infinita.
Lo vertical forma un horizonte de cuerpos.
La serpiente lo mira todo
desde la negra columna del agua.