Tengo las manos muy tristes
y no sé qué hacer con ellas,
porque anoche me corté
los dedos en las estrellas.
Estaba pensando en ti,
en tus ojos estrellados,
y me pasé por la frente
los dedos enamorados.
Fue allí donde me corté,
en mi frente, con tus ojos,
y se me pusieron grandes
los pensamientos y rojos.
Hoy no he podido sembrar
mi tierra, mi agricultura,
y la comida me sabe
a tierra de sepultura.
Tengo las manos deshechas
por tus pupilas, mi amor,
por pensar en tus pupilas
y tocar su resplandor.