Soñé, y en la dormida inteligencia
Vi al humano, con ansia desmedida,
Buscando los principios de la vida
Y dudando a la vez de su existencia;
Vi al ocio revestido de prudencia,
Vi la igualdad tornarse fraticida,
Vi la diosa Razón entumecida
Y en el caos a Dios y a la conciencia.
Vi una raza luchando con la muerte,
A Europa envuelta en sangre y desgarrada,
Más lejos, sin girar, la tierra inerte;
Y aún de mi sueño aquel horrorizada,
Me despertó, con peregrina suerte,
De un loco que pasó la carcajada.