Nunca olvides de tu hambre en los horrores
que tesoro es la fe, pan la esperanza:
quien va al Calvario, en el Tabor alcanza
la gloria que enaltece sus dolores.
Tras negra noche vienen los fulgores
de un sol divino que sus rayos lanza;
tras la borrasca viene la bonanza;
tras el soplo invernal llegan las flores.
Sufre, sin que una queja se deslice;
es el sufrir de la paciencia padre:
cuando llores hambriento e infelice,
y negra humillación tu alma taladre,
oye la voz solemne que te dice:
vete a moler a tu señora madre.