Criaturas de la dicha
y de la pena, pequeñitas,
¿a qué volvieron esta tarde?
Sin ustedes no sería tan cruel
que me detenga mi padre
con una mirada de reproche,
cada vez que sólo
quiero salvarlo.
Sin ustedes
yo podría hablar con ella
cuando se para a mi puerta
como una estatua enorme
y me reclama amor.