Delicias de Julio Llinás

Escapaba hacia los grandes templos,

catedrales del Gin,

santuarios del comercio la política,

puentes y cárceles, delicias.

Y el astillero sagrado

de la Ciencia.

Abandonaba

algunas plantas amistosas

y una morada invisible.

Amaba el brillo de esas fieras

que se descubren en el canto

y que son dueñas de la guerra.

Caía,

como los reyes en el trópico

en un tornado indescriptible.