Cholo Vallejo

Si el mundo fuera cuerdo,

si lo fuera –digo, es un decir-

acaso yo sabría, después de tantos años,

de tantos accidentes, catástrofes, combates,

humillaciones, navajazos, intoxicaciones,

pánicos, muertes, esperanzas,

caídas de caballos, de dientes, de cabellos,

y esa legión de oscuridades,

si el mundo fuera, entonces, cuerdo,

-digo, es un decir-

tal vez acaso yo sabría

por qué me ha condenado la letra

en que nació la pena

a estar aquí de pie, a solas con la vida.

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Delicias

Escapaba hacia los grandes templos,

catedrales del Gin,

santuarios del comercio la política,

puentes y cárceles, delicias.

Y el astillero sagrado

de la Ciencia.

Abandonaba

algunas plantas amistosas

y una morada invisible.

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Festejo

Señora de alta pluma,

la noble Tierra se ha secado

bajo el orín de tus preciosas amenazas.

Mi terror es verte en los paisajes,

sobre un caballo afeminado,

desdichada y gloriosa

como una lengua herida.

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La alondra

El niño rompe sus juguetes

en busca de la alondra.

la oveja con ruedas,

el caballo de lechero,

el oso negro de la tía Blanca,

el tíovivo con música,

la locomotora alemana

y hasta el fonógrafo infantil

con aquella marcha espantosa

norteamericana.

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Las ciencias naturales

Junto a las rocas,

la negra sal radiante.

¡Oídos!

Crujen las pieles de la Tierra

gastadas por el sueño

bajo una calma infernal.

¿Dónde está el hombre que renace

en las cenizas de una gran poesía,

la mano de oro

que bautiza y desarrolla

las ciencias naturales?

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No llores, América

No llores, América
No llores, América, no llores
por la sangre vertida en las
esquinas
del Sur, no llores por los hijos
de tus mercenarios, no llores
por tus bombas, tus cohetes,
tu napalm,
tus viajes a la luna, tus calles
de navaja,
tus dólares amargos, tus negros
de precinto
con sus bastones relucientes como
krugers
golpeando a sus hermanos de
algodón,
no llores por los amos de Wall
Street,
su polvo del mejor, sus trajes bien
cortados,
sus tiradores de pelo de gacela,
no llores América, no llores,
tu atronadora voz es la más bella
entre los tules del sol,
no llores, dueña del mundo,
amada América, no llores,
irás al cielo cuando mueras,
tienes los ojos azules como Dios.

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No llores, América (II)

Telemacus
Desde la isla de pájaros de lentes
y corbata de lazo,
la tonta dama francesa de cincuenta
metros
gobierna la ciudad de bocadillos de
pastrami
y coca cola
en los carteles de Times Square.

Sin vagabundos o putas no hay
ciudad,
dice Telemacus Malone, que nutre
las palomas
con veneno para ratas.

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Raíces

El hombre que habla

y devora sus palabras,

teje una fábula en su Tierra.

Y el aire invade

los verbos de su raza.

Así cayó esta zarpa

en mi inocencia.

Así creció mi orgullo

en este mundo.

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Rencores

País,

¿quién es feroz

sino tu niño acurrucado

en la pureza del desierto?

País, ¿quién ha quemado

tu carne de luz negra,

quién es el príncipe en tu fiesta

de rencores podridos por el sol?

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Sombrero de perro

No hemos tenido suerte,

amigo mío,

aunque haya quienes digan

que siempre la tuvimos.

Cuando miramos hacia atrás

y recordamos las calles

de ese París que se ha ido

con nosotros,

no sabemos ya qué hemos tenido,

no sabemos siquiera

si hemos tenido alguna cosa

o si todo ha sido solamente

nuestro disfraz de saltimbanqui,

nuestro sombrero de perro

y nuestras ganas de vivir.

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