Desayuno de Griselda Álvarez Ponce de León

Si es que me siento sola, no me importa.
Con el ego me baño narcisista,
ante el espejo me hago una entrevista
y escribo lo que el vidrio me reporta:

la vejez asomada que soporta
un espíritu fuerte y optimista,
hay mucho más de risas a la vista
porque el dolor la vida nos acorta.

Tengo amigos y amigas; más de alguno
por teléfono a veces me resiste.
Espanto algún recuerdo inoportuno

como si fuera mosca. Y si persiste
le invito un poco de mi desayuno.
Sé que estoy sola. Pero nunca triste.