El acero de Álvaro García

Aquí en el ascensor, la torre arriba
y abajo, fuera y dentro –extraños-, yo amo
que nuestros cuerpos vayan al reclamo
de este azar de botón y pasión viva.

Mecánica carnal a la deriva
descendente, ascendente, tramo a tramo,
en la que me proclamas, te proclamo
divinidad de sexo y de saliva.

Fuera y dentro del mundo, arder a ciegas
en la caja, rumor y espejo, instante
cuyo destino va marcando el dedo.

Me entrego al no lugar al que te entregas:
fondo y cielo y acero terminante
y temblor al que cedes y al que cedo.